Mi madre siempre ha sido devota de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, y yo a decir verdad no conocía la historia de ésta advocación, solo sé que la aprendí a amar porque siempre estuvo presente en la sala de mi casa, allí viéndonos, acompañándonos y escuchándonos.
Hoy han pasado los años y yo también la he hecho Reina y Señora de mi casa, ha sido mi compañía en los momentos felices y tristes... ahora vivo en otro país (diferente a mi país de nacimiento), y al llegar aquí solo le pedí a mi esposo adquirir una estatua de la Milagrosa para que Ella también reinara en mi casa y en mi vida y fuera mi compañía.
Esta es la historia de la Medalla Milagrosa (tomado de aquí )
HISTORIA DE LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
La historia nace en Francia en la capilla del convento de las hermanas de la Caridad, en 1830.
Catalina Labouré fue elegida por la Virgen María para que difundiera la Medalla Milagrosa.
Era una joven novicia de la Compañía de las Hijas de la Caridad. Siendo
las virtudes de la Congregación: sencillez, humildad y caridad.
Las apariciones de la Virgen María a sor Catalina fueron 3:
La primera:
la noche del 18 al 19 de julio de 1830.
La segunda:
en la tarde del 27 de noviembre de 1830.
La tercera:
en una tarde de diciembre de 1830
Estas apariciones sucedieron en la capilla del convento en París, Francia, en 1830.
Primera aparición.
El ángel custodio, despertó y guió a sor Catalina hacia la capilla,
donde se encontró con la Virgen María, quien la nombró su embajadora
para Gloria de Dios. La Virgen le habló de los males del mundo, de la
renovación de las Hijas de la Caridad y de la Eucaristía, como fuente de
todas las gracias. “Venid al pie del altar. Aquí se os darán todas las
gracias si lo pedís con confianza”.
Segunda aparición.
Fue en la capilla de las hijas de la Caridad a las 17:30hs mientras
hacía meditación, juntamente con sus hermanas de la comunidad. La misma
sor Catalina cuenta esta aparición: “En medio de un gran silencio, me
pareció oír como el roce de un vestido de seda. Miré hacia el altar y vi
a la Santísima Virgen, estaba parada y apoyaba sus pies sobre una
esfera y aplastar la cabeza de una serpiente”. María triunfa sobre las
fuerzas del mal.
Aparecía vestida de blanco aurora y resplandeciente. Un
velo blanco descendía desde la cabeza a los pies. El rostro aparecía
descubierto y era de tal belleza que me sería imposible describirlo. En
sus manos sostenía una esfera, coronada con una pequeña cruz. Catalina
oyó: “este globo representa al mundo entero y a cada persona en
particular”. En los dedos de la mano vi unos anillos revestidos de
piedras preciosas, que despedían destellos de luz. Sus ojos estaban
dirigidos a lo alto, en actitud de oración. El globo de las manos se
desvaneció, y éstas se inclinaron hacia la tierra, en actitud maternal.
Ella bajó sus ojos y quedó mirándome. Oí su voz que me decía: “los rayos
de luz, simbolizan las gracias que derramo sobre las personas que me las
piden con confianza”. La Virgen me hizo comprender con cuánta
generosidad derrama sus gracias sobre los que oran; qué alegría siente
concediéndoselas. Los rayos sin luz representan las almas que no rezan a
la Virgen. Se formó un cuadro ovalado y rodeando a la santísima Virgen,
vi escritas estas palabras con letras de oro: “¡OH MARÍA SIN PECADO
CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QYE RECURRIMOS A VOS!”. Un momento
después, el cuadro dio media vuelta y vi la letra “M” y encima, apoyada
en la letra M, la Cruz. Al pie de la letra M el corazón de Jesús
coronado de espinas y el corazón de María, traspasado por una espada; y
todo el contorno rodeado de doce estrellas. Son figura de los doce
apóstoles y representan a la Iglesia, luz para el mundo. Pensaba en mi
interior, si había que escribir también algo. Se me respondió: “bastante
dicen la letra M y los dos corazones”. Oí una voz que me decía: “Haz
acuñar una medalla según este modelo. Cuantas personas la lleven con
confianza recibirán grandes gracias”.
Tercera aparición.
En diciembre de 1830, durante la oración en la capilla a las 17:30 de
la tarde, Catalina escuchó el suave roce de un vestido de seda. La
santísima Virgen se presentó en el altar. Ella le dijo: “Ya no me veras
más”. Fue la última aparición.
Catalina confió todo al Padre Aladel que era su confesor y guía
espiritual. Y pasó el resto de su vida, 46 años más, al servicio humilde
y silencioso de los pobres: ancianos del hospicio, miserables de
barrios, heridos de las revoluciones y las guerras.
La Virgen María quiso entregar a sus hijos el escudo de la fe en la
Medalla de la Inmaculada, que el pueblo ha bautizado con el nombre de
“Medalla Milagrosa”, por los muchos milagros y conversiones que ha
realizado.
“Propagad la Medalla”. Es la consigna de Santa Catalina mientras vivió.
En junio de 1832 empieza la distribución de las primeras medallas en
París, autorizado por el Arzobispo de París Monseñor De Quelen.
Antes de terminar el siglo XIX se habían distribuido más de mil
millones de medallas. La medalla de la Virgen se ha extendido en todos
los continentes.
Esta es la única Medalla en el mundo, diseñada por la santísima Virgen María.
La Medalla Milagrosa llamada el “Evangelio de María”, contiene los dogmas de fe.
Inmaculada Concepción:
“Oh María sin pecado concebida rogad por nosotros que recurrimos a vos.”
Virginidad perpetua:
por el velo blanco que vestía
María desde la cabeza a los pies, recuerda el velo con que cubrían su
cabeza, las mujeres vírgenes de la primera Iglesia.
Maternidad divina:
la Cruz signo de Cristo y de su obra redentora, nace y se apoya en la letra M, primera letra del nombre de María, Madre, Mujer.
Asunción gloriosa:
María sobre la esfera, aparece llena de belleza resplandeciente y Reina del Universo.
En la Medalla encontramos una invitación a la devoción del Corazón de
Jesús y al corazón de María. La Cruz es un punto fundamental en la
Medalla.
Cruz: síntesis del evangelio de Jesús, signo del misterio pascual, muerte y resurrección de Cristo. Desde la cruz, Jesús nos da por madre a María
Explicación de la Medalla
Miremos la Medalla y descubramos
en sus dos caras que se complementan el Mensaje esencial del
Misterio de la salvación.
Anverso de la Medalla
María Inmaculada, Madre
de los hombres.
María, mensajera, de la ternura de Dios, se muestra en
pie.
Viene hacia nosotros con las manos abiertas y en actitud de acogida.
María es la sin pecado. Por eso aplasta la cabeza de la
serpiente.
Se lee una oración "Oh María sin pecado
concebida rogad por nosotros que recurrimos a vos".
Nos da a conocer que es la Inmaculada Concepción.
Reverso de la Medalla
El proyecto de amor de Dios
hacia los hombres.
La M coronada por la cruz:
María esta íntimamente unida al misterio de la
Pasión y de la Cruz de su Hijo, desde el Pesebre hasta
el Calvario.
Dos corazones: el de Jesús
y el de María. Representan la fuerza del amor que llega
hasta la entrega total. María entró plenamente
en ese Misterio de Amor de nuestra redención.
Doce estrellas: Jesús
estableció su Iglesia sobre el fundamento de Pedro y sus
Apóstoles.
María Estrella de la Evangelización.
La promesa de la Virgen, según
la cual "los que lleven la medalla en su cuello recibirán grandes gracias"
"Oh María concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a Vos"
En este link encontrarán un tríptico con la novena de la Medalla Milagrosa, listo para impimir.