martes, 30 de octubre de 2012

Los santos



Tantas veces hemos escuchado acerca de los santos, de su cambio de vida en muchos casos, pero nunca pensamos que nosotros mismos podemos ser santos en nuestra vida cotidiana.
Yo misma reconozco que a pesar de saber que el camino está trazado, no logro seguirlo.

Encontré este texto que quiero compartir con ustedes (me tomé el atrevimiento de resaltar algunas de las cosas que me llamaron la atención): 

¿Quiénes son los santos?

Son los héroes de cada día. Héroes de la Fe y del Amor. La santidad cristiana no es una perfección levantada sobre virtudes abstractas. Entre el filósofo cristiano, que ordena su vida según una ética rigurosa, y el santo, hay una diferencia sustancial. El primero sirve a una idea, el segundo imita a una persona. El santo es la reproducción de Cristo.
Pero los santos, como limitados, no pueden agotar el modelo que pretenden reproducir. Ya es mucho que nos den alguna faceta del mismo, algún rasgo saliente que nos recuerde a Cristo. No hay dos santos iguales como no hay dos hombres iguales. Lo que se hereda con la sangre y se adquiere con la educación no es lo mismo en cada hombre y en cada mujer. Sobre esta materia humana trabaja el Espíritu de Jesús, para que la fisonomía de cada santo y de cada santa conserve sus trazos característicos e inconfundibles, sin que resulte la reproducción en serie del mismo cliché. Los santos difieren sorprendentemente unos de otros, aunque todos conserven un aire de familia, que les viene de su parecido común con Jesús.
Los santos no fueron estatuas. Vivieron, se movieron, conversaron y también, a veces, pecaron. Ante sus contemporáneos no siempre tuvieron aquella aureola que se les colocó el día de su canonización. Sus vidas pueden ejercer una saludable influencia sobre nosotros, estimulándonos a la santidad precisamente por el sistema pedagógico más eficaz: el ejemplo. Debemos conocerlos y amarlos para que nos enseñen y ayuden en el camino del seguimiento cristiano.
Como vemos tan solo se debe buscar imitar ser como nuestro Señor Jesús... es sencillo, solo hay que querer amar al prójimo como así mismo y cumplir los mandamientos que Dios nos dejó como legado de su amor, algunas veces tendremos que dejar eso que nos gusta, nos ata y nos seduce, pero vale la pena!!!

Mañana se celebra un día bastante comercial: el halloween, pero buscando otro tipo de cosas que podemos celebrar sin caer en errores o confusiones me encontré con la historia de

San Martín de Tours (San Martín Caballero)
o Sint Maarten en neerlandés.

Festividad 11 de noviembre

Esta es su historia:

Martín de Tours, nació en Hungría hace casi 1700 años, allá por el año 316. Recibió su educación en Pavía, Italia, y aunque se sentía inclinado por la Religión, su padre que era tribuno militar, lo hizo entrar en la guardia imperial romana a la edad de 15 años, en la que sirvió a caballo, primero en Italia y luego en Galia (hoy Francia); de allí le vino el apodo de “Caballero”.
 
Cuando contaba con 21 años, un frío día de invierno entra la tropa romana a la ciudad de Amiens, Francia, y Martín encuentra cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto, diciéndole: "Hoy me cubriste con tu manto".

Martín decide entonces dejar el ejército romano y servir a Dios, lo cual no puede hacer de inmediato, al negarle su licencia de retiro el emperador, el César Juliano. Cuando las legiones romanas se alistaban para entrar en combate contra los invasores bárbaros, Juliano pasaba delante de las legiones alineadas en perfecto orden, dando un incentivo económico a cada soldado. Aproximándose a Juliano, Martín le dijo: "Hasta ahora, César, he luchado por ti; permite que ahora luche por Dios. El que tenga intención de continuar siendo soldado que acepte tu donativo; yo soy soldado de Cristo, no me es lícito seguir en el ejército". (para continuar leyendo su historia leer aquí.

Siento de manera personal que optaré como San Martín de despojarme de eso que tanto me gusta, me apasiona, y que no me deja ser un poco más santa día a día... 

Los niños holandeces por estos días se praparan para homenajear a su santo patrono. Saldrán de sus casas pidiendo en la noche del 11 de noviembre dulces y mandarinas.

5 comentarios:

  1. Nací en la maternidad, Sn. Martín en la calle Sn. Martín y no conocía la historia que hoy nos traes y que mucho te agradezco por compartir con nosotros.

    Un abrazo

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  2. Solamente conocía la historia del mendigo, pero no lo demás, me encanta mucho saber sobre los santos, a ver si algo se me pega.
    Gracias por tu comentario en el blog. Necesitamos orar mucho.
    Gracias!!
    DTB!!

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  3. Perdón que te la deje otra vez es la url para enlaza Quiero Suicidarme.
    http://feeds.feedburner.com/blogspot/IoXhe

    Gracias!!

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  4. Conocía un poquito la historia pero no con tanto detalle. Muchísimas gracias por tan completa entrada. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
    http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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  5. Gracias por pasar a conocer un poco más, hay tanto que saber, para luego tener un referente y empezar a trabajar en nuestra propia búsqueda de la santidad.

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